El I Encuentro Científico de la Real Academia Europea de Doctores-Barcelona 1914 (RAED), que se celebró en Fuerteventura entre los pasados 8 y 11 de junio, reivindicó el valor de la investigación científica en sí misma, más allá de sus aplicaciones y su retorno económico. Esa fue la principal conclusión del debate “¿Para qué sirve la ciencia a la empresa? Ciencia básica versus ciencia aplicada”, que contó con la participación de los premios Nobel y académicos de honor de la RAED Richard Roberts y Sheldom Glashow, del académico de número Jaume Armengou, de los catedráticos universitarios Sonia Fernández y Juan Ruiz Alzola, y de José María Baldasano, premio Jaime I de Medioambiente. Condujo la sesión el también académico y miembro de la Junta de Gobierno Jordi Martí.
Richard Roberts, premio Nobel de Medicina, defendió una ciencia sin objetivos. “Nunca sabes adónde te va a llevar -consideró-. Puedes financiarla o no, lo único que está fuera de duda es que si no financias la ciencia básica puedes asegurarte de que no va a haber ningún avance en la sociedad”. Glashow, premio Nobel de Física, destacó la importancia de la aplicación práctica de la ciencia, aunque afirmó que “el científico debe investigar por pasión, no por dinero”.
Armengou defendió la importancia de la patente como elemento clave para el avance del conocimiento, en tanto que Fernández destacó cómo las cifras demuestran que a largo plazo toda inversión en investigación es rentable para la economía de un país. Alzola incidió en la importancia de la inversión pública y Baldasano defendió la separación clara entre la ciencia y el mercado.
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